Florence
Welch aterriza con todo su imaginario onírico y lo hace con un disco
más maduro, tocando de pies en la tierra. O mejor dicho, en el mar. Las
referencias a océanos, piratas y naufragios son constantes en este
tercer esfuerzo de la británica. El romanticismo barroco da lugar a
ásperos reproches, pasión y rabia, pero sobre todo a mucha fuerza y
autoaceptación. “How Big...” es un álbum que sorprendió
con su primer single, “What Kind Of Man”, en la que la cantante
despliega un torrente de voz y energía más en la línea de las grandes
divas. Las piruetas místicas katebushianas que encontrábamos en “Ceremonials”
ceden en favor de vitalistas secciones de viento, ritmos trepidantes
(“How Big, How Blue, How Beautiful”) y crescendos épicos que desearás
que no terminen, como en “Queen Peace”, aunque recuerde por momentos al
“Rolling In The Deep” de Adele.
Un disco que halla el equilibrio entre instrumentación clásica -acertadísima- y la electrónica, capaz de mantener la tensión y el interés a lo largo de sus once cortes. Está estructurado de manera que permite al oyente coger aire tras la tormenta inicial: “Various Storms & Saints”, “Long & Lost” y “Caught”, canciones clásicas en su planteamiento, que podrían haber sido escritas por The Mamas & The Papas o por una vigorizada Joni Mitchell en la soleada California setentera. “Delilah” recupera el pulso de nuevo, coqueteando sin prejuicios con el R&B. “Third Eye” acaba con fantasmas y la oscuridad de su segundo disco y abre todas las ventanas para que entre la brisa. Florence es capaz de mostrar toda su genialidad y cautivadora voz sin tener que abusar de filigranas, erigiéndose como una de las voces más interesantes de la actualidad.
“A menudo me siento más cómoda en el caos” canta en “St Jude”, mientras órganos de Iglesia aportan solemnidad a sus palabras. La pelirroja se encuentra más cómoda que nunca en su piel y llegará a un mayor número de fans, ahora que se despoja de la teatralidad que empañaba su música. “How Big, How Blue, How Beautiful” es el regreso de Florence + The Machine con más fuerza que nunca.
Un disco que halla el equilibrio entre instrumentación clásica -acertadísima- y la electrónica, capaz de mantener la tensión y el interés a lo largo de sus once cortes. Está estructurado de manera que permite al oyente coger aire tras la tormenta inicial: “Various Storms & Saints”, “Long & Lost” y “Caught”, canciones clásicas en su planteamiento, que podrían haber sido escritas por The Mamas & The Papas o por una vigorizada Joni Mitchell en la soleada California setentera. “Delilah” recupera el pulso de nuevo, coqueteando sin prejuicios con el R&B. “Third Eye” acaba con fantasmas y la oscuridad de su segundo disco y abre todas las ventanas para que entre la brisa. Florence es capaz de mostrar toda su genialidad y cautivadora voz sin tener que abusar de filigranas, erigiéndose como una de las voces más interesantes de la actualidad.
“A menudo me siento más cómoda en el caos” canta en “St Jude”, mientras órganos de Iglesia aportan solemnidad a sus palabras. La pelirroja se encuentra más cómoda que nunca en su piel y llegará a un mayor número de fans, ahora que se despoja de la teatralidad que empañaba su música. “How Big, How Blue, How Beautiful” es el regreso de Florence + The Machine con más fuerza que nunca.
Junto con FROOT, uno de los mejores disco del año, (todavía esperamos 'Honeymoon' de Lana).
Nota: 8,2
Lo mejor: 'What Kind Of Man', 'Various Storms
& Saints' y 'Ship To Wreck'
Te gustará si te gusta: Lana Del Ret en la era 'Born To Die', Adele.